jueves, 24 de julio de 2008

Preciso no encontrarte..

Sí, te busqué. Te veía pero no te admiraba, te reconocía pero no te materealizabas en mi presencia. Cuánto te busqué. Pensaba que llegarías, pero ya estabas suficientemente instalado. Pensé que aparePcerías, pero tenías rato disfrutándome en totalidad.
A veces creía que no eras para mí. Me desesperaba, me desilucionaba.. Mientras tú estabas allí, riéndote y haciéndome cualquier tipo de gesto para que te viera, pero estaba tan ensimísmado que no podía darme cuenta que todo aquello que deseaba, que quería y necesitaba estaba justo allí, al frente de mí.
Te confundí con mil rostros, percibí tu aroma en diez mil sitios diferentes, pero no podía precisar que realmente eras tú. Miedo? cegues? me gusta pensar que fue una mezcla exquisita de ambas, así como lo que has logrado mezclar en mi vida: una pura fragancia conocida y unos besos inciertos.
De tanto buscarte, me perdía. De tanto anhelarte, te dejaba ir. No lo sabía, pero así somos: Dejamos ir aquello que amamos y tratamos de retener aquello que nos hace danno.
Al fin te encontré. Te encontré en una fresca tarde de un día cualquiera. Te encontré justamente donde todo este tiempo he estado mirando, pero no me atrevía dar aquel otro paso necesario. Te encontré dentro de un libro abierto donde yo mismo había escrito alabanzas en tu nombre, allí te encontré.
Pero al fin te encontré. Y al encontrarte me enamoro de tu risa tímida que llama bondad. Me permito enamorarme de tu rostro al sol que canta sobre versos nunca antes cantados con tanta intensidad. Permito enamorarme de ti que has logrado convertir una vida llena de orgullos y méritos en algo incierto y escabroso, pero que a la vez es lo único que me mantiene aquí, respirando y sintiendo aquello que pensaba se me había negado o que nunca conocería.
Me conoces, o solías conocerme. Porque luego de esta experiencia, cada paradigma ha dado un vuelco hacia ti, en lo único en que creo es en este sentimiento contruido conjutamente con el jugueteo de tu voz, con el susurro de tu llamado y con la delicadez que emana de cada instante que pasamos juntos.
Soy distinto. Soy otro. Renací en tu vientre... Y es exactamente allí donde quisiera esperar el ocaso de mis días.. Cuando cantemos salmos de amor y nuestra historia pase sea un mito digno de contar a aquellos que, como yo, buscaba entre sombras y daba la espalda a luz.
Justifiquemos nuestros días debajo de aquella cascada..

2 comentarios:

The Factory dijo...

Muy sensible!! Me gusta... A veces las cosas más evidentes están en nuestras narices y no las percibimos. El amor no se escapa de ello. Puede estar en cualquier lado, inclusive al frente de tí.

Excelente.. Muy bonito. Felicidades monsieur!

Anónimo dijo...

Hey Saludos por aca, es mi primer comment por aca, muy lindo lo leido, muy sensible y demuestra mucho lo que sientes!

Saludos!